[Leny Chuquimia, Pagina Siete, 06/02/2017]
Entre el 15 de diciembre y el 17 de enero, el Gobierno realizó -con apoyo venezolano- 23 operaciones de bombardeo de yoduro de plata a 203 nubes para incrementar la cantidad de lluvia, informó la semana pasada el presidente Evo Morales, quien calificó ese inédito procedimiento como exitoso. Expertos y ambientalistas piden que se develen los datos específicos de la operación “Lluvia Soberana” pues “sin ellos su eficacia es una especulación”.
En el marco de la declaratoria de emergencia nacional por la sequía, el 14 de diciembre de 2016 arribó a territorio boliviano la aeronave Hércules C130 de la Fuerza Aérea Venezolana. En ella llegaron 22 personas que junto a funcionarios de EPSAS, del Senamhi y del Ministerio de Medio Ambiente y Agua -además de todos los efectivos del grupo Diablos Negros de la Fuerza Aérea Boliviana (FAB)- conformaron un equipo en miras al primer bombardeo de nubes en La Paz.
De manera conjunta realizaron un trabajo científico para determinar la factibilidad de una manipulación climática. Tras confirmar las condiciones atmosféricas, el evento fue realizado por primera vez en el país.
La FAB realizó 23 operaciones de bombardeo de yoduro de plata a 203 nubes, entre el 15 de diciembre y el 17 de enero. A 10.000 metros de altura, los efectivos estimularon los núcleos de condensación para generar un incremento en las precipitaciones pluviales.
El procedimiento se realizó sobre las represas de Tuni, Milluni, Incachaca, Hampaturi y Ajuan Khota, ubicadas entre la Cumbre y el nevado del Huayna Potosí. Según detalle del ministro de Defensa, Reymi Ferreira, la operación utilizó 4.000 cartuchos de yuduro de plata de procedencia rusa.
“Cada cartucho ha tenido un costo de entre 12 y 15 euros”, informó la autoridad el pasado lunes. Indicó que el costo total de la operación -entre la transferencia de tecnología, vuelos de la aeronave y compra de agentes químicos- fue de 500 mil dólares.
“Debido a que las represas están muy cerca al radio urbano y a la cordillera, las operaciones se hicieron con una exactitud quirúrgica para no ocasionar inundaciones en La Paz, El Alto o que las lluvias se produzcan del otro lado y el agua no sea aprovechada”, señaló el comandante de la FAB, Erwin Bonilla, a 13 días de terminada la misión aérea.
El 28 de enero el director de la Autoridad de Fiscalización de Agua Potable y Saneamiento (AAPS), Víctor Rico, señaló que el bombardeo de nubes dio como resultado una paulatina recuperación de los tres embalses, cuya sequía ocasionó el racionamiento de agua en 94 barrios de La Paz.
La represa de Incachaca subió del 8% (registrado en noviembre) a 29%; Hampaturi, de 5% a 49% y Ajuan Khota, de 1% a 75%, según el informe de EPSAS.
“Esta operación dio como resultado el incremento de la lluvia en las represas entre un 10% y un 20%”, evaluó el comandante Bonilla. Sin embargo, hasta la fecha no se hicieron públicos los registros oficiales de los volúmenes de precipitación durante el bombardeo de nubes.
“Es difícil decir que fue un éxito”
“Debería haber una medición de eficiencia, pero estamos ante un experimento que es muy difícil aseverar que fue un éxito”, evaluó Luis Blacut, magister en Física e investigador del Instituto de Física de la Atmósfera (IFA) de la UMSA.
Explicó que la dificultad radica en comprobar que los resultados obtenidos obedecen a la intervención tecnológica y no a un fenómeno natural. “Es como decir que toda La Paz va a estornudar al unísono y mañana va a llover. Puede que haya una coincidencia y haya la precipitación. Pero ¿cómo podemos medir el impacto sobre el volumen de lluvia y garantizar que no fue por otro fenómeno mayor?”, dijo Blacut.
El científico recalcó que para verificar el éxito de la operación es necesario contar con datos precisos sobre los volúmenes de lluvia obtenidos durante el bombardeo y tener los estimados de precipitación que podría haberse generado sin el yoduro de plata.
“Y esos registros al momento no los tenemos. Entonces, estamos hablando de una especulación. No podemos aseverar, yo no me atrevería a hacerlo, que el sembrado ha incrementado la lluvia en un 5%, 15% o 20%”, dijo el físico.
Estadísticas de países que implementan el rociado de nubes desde hace décadas evidencian que esta técnica tiene un impacto en las precipitaciones no mayor al 20%, normalmente llega al 10%.
“Puede crear falsas expectativas”
“Los resultados son relativos. No hay que sembrar falsas expectativas en la población”, afirmó el ambientalista Pablo Solón, consultado sobre la operación “Lluvia soberana”.
El exembajador de Bolivia ante NNUU observó que los cuestionamientos al bombardeo de nubes apuntan a que cuando se realizó la siembra de nubes ya estaba en puertas la época de lluvia. “Pero el Gobierno dice lo contrario y para eso es necesario que brinde la información técnica con base en los estudios meteorológicos que permitan ver la efectividad del procedimiento”, consideró.
Manifestó que estos datos son necesarios para analizar la relación costo-beneficio de la técnica. “Estamos hablando de medio millón de dólares. Si es efectivo y tenemos que repetirlo varias veces en diferentes lugares del país, habrá también un problema de costos” advirtió Solón.
Página Siete consultó al Senamhi sobre los resultados del bombardeo de nubes. Desde esa instancia explicaron que los técnicos hicieron un acompañamiento de pronóstico meteorológico para la identificación de las nubes que podían ser bombardeadas, pero no hicieron el registro pluvial del proceso.
El ministro Ferreira aseguró que tras las operaciones aéreas las represas subieron su caudal entre uno y ocho metros. Aseguró que hay registros, muestrarios fotográficos, estadísticas e informes del Senamhi. “Tenemos todo bien documentado para demostrar que el bombardeo de nubes en La Paz sí funcionó”, aseveró.

FAB aclara que el método no crea nubes y depende de la naturaleza
“La operación depende de la naturaleza”, sostuvo el comandante de la FAB, Erwin Bonilla. La aclaración se dio ante una falsa expectativa sobre la creación de nubes y lluvia “de la nada”.
Entre finales de diciembre y principios de enero la atmósfera de La Paz tenía una escasez de los núcleos de condensación necesarios para generar precipitaciones. A simple vista se notaba el avance de columnas grises que en menos de 10 minutos eran dispersadas por el viento.
“Fue una mala interpretación el decir que estamos creando nubes. Para el sembrado éstas tienen que existir, lo que hacemos es solamente estimularlas para que produzcan más lluvia. Por eso que los meteorólogos determinan cuáles son aptas”, dijo.
Para la siembra se identifican las nubes que estén apunto de precipitarse y se evita que se dispersen o que sean alejadas por el viento. Al interior de las nubes, desde el avión se realizan los disparos de yoduro de plata.
Este químico incrementa los núcleos de condensación. En pocos minutos cristaliza las gotas de vapor de la nube que, por el peso de los cristales se rompe y genera la precipitación.
“Dependemos de la humedad, no podemos pensar que mágicamente vamos a usar el yoduro de plata en junio y va a llover. Necesitamos nubes y este método no las crea; sino las redirecciona. No es la solución a la falta de agua”, explicó el físico e investigador de la UMSA, Luis Blacut.
Para el ambientalista Pablo Solón el peligro de una mala interpretación de este procedimiento está en creer que el ser humano puede controlar la naturaleza. “Es un riesgo, porque en lugar de tomar las medidas de prevención y gestión necesarias a tiempo, se acabará asumiendo que la falta de agua no importa, porque en cualquier momento vamos a crear luvia con el bombardeo a las nubes”, advirtió.
Cuestionó el concepto “Lluvia Soberana” porque implica poder de determinación sobre un evento climatológico. “No hay lluvia soberana. Preocupa la supremacía que dan a la tecnología”, dijo.
Coinciden en que yoduro de plata no daña la salud
El director de la FAB, el científico Luis Blacut y el ambientalista Pablo Solón coincidieron en que en cantidades mínimas el yoduro de plata no tiene efectos nocivos en la salud de las personas, la fauna o la flora. Sin embargo, dicen, sí puede producir una alteración en la carga hídrica en otras regiones.
“El nivel tóxico es nulo para el medio ambiente o la salud de personas, vegetales o animales. Por eso la OMS la autoriza como una práctica”, manifestó el director de la FAB, Erwin Bonilla, respecto a si el agua obtenida con esta tecnología representa algún riesgo.
Blacut afirmó que ésta es una práctica muy común en otros países desde la década de los 60. “Los estudios hechos en esos lugares son conclusivos: no hay afectación directa”, recalcó el físico.
Solón manifestó que es un tema controversial que depende de la operación. “Si la cantidad del químico es pequeña no hay efectos, pero una equivocación o el uso excesivo puede causar daño”.
Aclaró que al inducir la lluvia en un sector se usa el agua que ya no llegará a otra región. “El bombardeo puede o no favorecer a una región y tener efecto o no en otra”.
Proporciones tóxicas
- Elemento El yoduro de plata es una sustancia química altamente insoluble en agua y con una estructura cristalina parecida a la del hielo o a la sal.
- Tóxico Estudios en Estados Unidos indican que para ser nocivo el químico debe tener una concentración por sobre 50 partes por millón. En la siembra de nubes la máxima concentración captada es 0,1.
- Usos El yoduro de plata es usado en fotografía y como antiséptico en medicina. También se usa para evitar tormentas de granizo.
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